jueves, 6 de octubre de 2011

Nueva vida...

Ahora soy ama de casa.

Ahora vuelvo a ser estudiante.

Y me encanta, sobre todo la segunda parte.

Por fin estoy estudiando lo que siempre quise, ojalá pudiese ponerlo en práctica pronto...

Esta semana he aprendido el valor del compromiso contigo mismo. Que feliz puede hacerte seguir tu vocación...

Poema a mi familia de cuatro patas...

Creo también en ti

porque defiendes

tu independencia con garras y colmillos;

porque eres partidario

del respeto absoluto entre tú y yo;

porque lo haces valer como un derecho

y entregas tu amistad con precaución;

porque te gustan

las tinieblas y el sol;

porque juegas con todo

pero tomas tu juego muy en serio.

Creo en ti, porque sabes

espantar mis nostalgias

con el esmero burdo de tu esencia;

porque corres más rápido que yo

pero siempre me esperas;

porque cuando la angustia me ensombrece

me invitas a pasear

y, a cambio de tu nombre,

me regalas toda tu atención

y tu lealtad.

Creo también en ti,

porque no aprendes nunca a obedecer;

porque confías en que yo te siga...

porque crees en mi;

porque frotas mis momentos más negros

hasta obtener de ellos

el brillo de la tranquilidad;

porque acompañas mis naufragios

y conoces la vida en mis desiertos;

porque aquilatas bien

la soledad.

Por todo eso

cuando, al fin del cansancio,

en la puerta

de salida del día

hago un recuento

(para el que bastan los dedos de las manos)

de todo aquello en lo que todavía creo,

siempre apareceis vosotros... Pander y Coco

domingo, 2 de octubre de 2011

Y todo sigue igual...


Estoy realmente cansada. No se como sacarme este dolor que tengo en el pecho a la altura del corazón. Duele, y mucho.
Volvimos a vivir en primera persona todos los sentimientos que acontecen cuando te enfrentas a un tratamiento de fertilidad, y volvimos a vivir el sentimiento de tristeza que te embarga cuando el resultado es negativo. Volvimos a jugar, y perdimos. Volvimos a creer y nos equivocamos. Volvimos a tener esperanza, pero una bofetada nos devolvió a la realidad.

No sabemos que va a suceder, si podremos ser padres algún día o no. Quizás mi cuerpo no acepte compartir nada con un "intruso", no entendemos cual es el problema, Soy muy joven por tanto debería tener más probabilidades del SI...pero al final siempre tengo un NO.

Ya ni siquiera siento ganas de llorar, tengo la bola incrustada en la garganta y no la puedo sacar, siento pena, desasosiego, y en el fondo también creo que siento que todo me da igual, porque si no puedo tener eso todo lo demás no me importa...